Treinta y tantos
En la aspereza de la vida cotidiana soñar es necesario. En ocasiones vamos al cine para que una buena película consiga trasladarnos a una época o a un lugar deseado. Eso puede ayudarnos a digerir las preocupaciones de este mundo loco en que todos vivimos. Treinta y tantos es la media de edad aproximada del equipo de baloncesto masculino 2ª autonómica del Club Basquet Nord. Muchos de sus jugadores se resisten a abandonar el deporte de la canasta, tal vez ellos nunca quieran dejar de soñar, dejar de jugar a baloncesto, dejar de ir al cine: benditos sean.
El pasado viernes 13 los treinta y tantos jugaron otro partido de liga contra el Santa María. El match empezó, como de costumbre, con un pequeño imprevisto: habían perdido la ficha federativa de un compañero, olvidado la de otro y su entrenador ( por honor ) no presentaba licencia federativa. Por fin los arbitros pusieron el balón en movimiento y el vértigo del tiempo dio comienzo; el hecho de estar vivo ahí y ahora era lo único importante, toda una dosis de sensaciones reales en directo.
Nuestros bases pronto leyeron el partido consiguiendo un primer parcial favorable de 22 -15. El segundo periodo no fue fácil y supimos encajar un 14-19 desfavorable. Entonces llegó el descanso. Cansados, a solas consigo mismo recordaron que son amigos, compañeros de viaje donde cada partido es una oportunidad para demostrar lo que saben.
Al tercer periodo recuperamos la confianza, seña de identidad del antiguo equipo de provincial. Confianza porque conocen el deporte que aman, porque saben el partido que les espera. Confianza por el placer de hacer lo que te gusta. Así las cosas consiguieron un tercer parcial de 24-12. Llegaba la hora de preparar la victoria final; el tiempo de palabras pocas y muchas miradas. El Santa María se posicionó fuerte, correoso en el último cuarto pero nada podían hacer ya, las vacas sagradas locales estaban preparados y dispuestos para competir: también el último periodo fue nuestro por 17-15.
Al final del partido predominaba un sentimiento general de satisfacción. Pronto se olvida el sudor de tantos minutos, la nerviosa ansiedad por la victoria. Una cena en buena compañía puso el punto y final un velada de baloncesto como el de antes.
Para qué no admitir que fuimos felices.
Adiós y buena suerte basquetmaniacos.
Comentaris
Prefiero no describir la emoción al leer tus palabras, será que no quiero dejar de soñar!!!
A los treinta y tantos muchas felicidades, continuad con ese espíritu durante mucho tiempo, sois un ejemplo a seguir.
La verdad que describes a la perfección algunos de los motivos por los que seguimos jugando... Y si, la verdad que en cada victoria disfrutamos como niños, al menos yo...
Enhorabona equip!!!